El Gobierno recortó en 30% la disponibilidad de divisas para las empresas importadoras, al condicionar incluso el cumplimiento de los “cupos” asignados a los distintos sectores considerados prioritarios a la real disponibilidad de divisas en cada jornada. El ajuste, que había sido señalado reiteradas veces por LA NACION, devela un nuevo esfuerzo por administrar la escasez de divisas en momentos en que las reservas netas del Banco Central no dejan de caer, lo que intenta disimular manteniendo estable el nivel contable, que es el que difunde e incluye los créditos tomados con el exterior, la deuda impaga por decisión judicial y hasta lo ingresado por el blanqueo y sin destino aún. “El problema es que faltan dólares, entonces los cupos para las industrias quedan sujetos a la real disponibilidad y a la adjudicación que se les quiera dar en función de no bajar las reservas”, admitió a la agencia Reuters Leandro Liberman, director de Grupo Liberman, que ensambla electrónicos en Tierra del Fuego. A juicio de los analistas, el dato comprueba que “el Gobierno está sacrificando el nivel de actividad para no generar una situación un poco más conflictiva con ahorristas”, sostiene Maximiliano Castillo, de la consultora ACM, en referencia a que privilegió sostener la venta de dólar para ahorro. La restricción en los dólares para importar ya comienza a notarse en distintos sectores, como el automotor, el electrónico y de autopartes. Las concesionarias de autos, por ejemplo, aumentaron los precios de sus unidades ante el temor de no poder reponer stock. Pero los analistas advierten que el plan oficial, al limitar las divisas para importar, afecta las exportaciones industriales del país. “En términos de divisas, termina siendo contraproducente”, dijo Juan Cantarella, gerente general de la Asociación de Fábricas de Autocomponentes. “Muchas veces se importa por 20 millones de dólares para luego exportar por 80 millones, pero en el Gobierno parecen no tener noción de ello.” FUENTE: LA NACIÓN