Solucionar los problemas portuarios requiere la participación de todos los involucrados en la cadena logística
La terminal ICTSI de Manila anunció la implementación del programa de turnos en entrega y retiro de contenedores en el puerto. Este sistema comenzó estudiarse hace meses en los puertos de los Estados Unidos y requiere una gran colaboración de todos los participantes de la cadena logística, como surge del informe titulado “Best practices and collaboration for curbing port congestion”. El hecho novedoso de que un país emergente siga un ejemplo de los Estados Unidos merece una atenta lectura de nuestra parte.
A principios de 2014, la ciudad de Manila consideraba que la gran congestión que se produjo en el tránsito de la ciudad, justificaba imponer una restricción a la circulación de camiones. Nuestra Secretaria de Transporte quiso imponer algo similar en la ciudad de Buenos Aires, lo que felizmente fue evitado por una medida cautelar. Muy pronto se vio que la medida tomada en Manila tenía un impacto muy negativo en las operaciones de las dos terminales de contenedores de la ciudad, se comprobó que el cambio de una ruedita en un circuito logístico puede tener serias consecuencias, y que antes de la toma de tales decisiones se debía efectuar un profundo análisis de sus efectos.
En el caso de Filipinas, el efecto fue mucho peor de lo esperado y ya en julio 2014 se advirtió que los problemas del puerto impactaban negativamente en la economía. Sin embargo la ciudad se resistió a cambiar las reglas, hasta que se tomó conciencia de que el problema afectaba seriamente a la actividad económica del país. Se hicieron estudios donde se demostró que el estancamiento en el hasta entonces buen crecimiento del PBI de las Filipinas, se debían a los problemas en el sector logístico.
Un cambio
Vale recordar que en 2007 un problema relacionado a los puertos también frenaba el crecimiento de la economía de Brasil. No había inversiones en los puertos y muchos estaban trabajando hasta el 100% de la capacidad instalada. El inconveniente fue muy grave, especialmente en las terminales de contenedores de Santos, donde con una capacidad teórica de tres millones de TEUs, debieron mover 3,2 millones en 2013 entre importaciones y exportaciones. Se debe leer la historia y el acierto del presidente Lula cuando en 2007 designó un Secretario Especial de Puertos con rango de ministro para mejorar el sistema portuario. Se comenzó con el cambio de la muy mala Ley de Puertos, pronto se consiguió atraer fuertes inversiones extranjeras y se construyeron grandes terminales nuevas desde Itajaí hasta Santos. Lamentablemente la crisis de 2008 cortó el crecimiento y ahora en vez de faltante, hay un sobrante de capacidad.
Volvemos ahora a Manila. Cuando en septiembre de 2014 los primeros estudios probaron el efecto negativo de la medida, se comenzó a presionar al gobierno de la ciudad para anular la restricción. Esto recién se consiguió a principios de 2015, después de haber estado el tema en el centro de atención de las publicaciones especializadas. De inmediato también se iniciaron los análisis para lograr una mayor utilización de los puertos de Subic y Batangas. Las primeras conclusiones pueden leerse en un informe del pasado 18 de abril elaborado por el Instituto Nacional de Estudios de Desarrollo Económico de las Filipinas bajo el título de “Desviar la carga de Manila para frenar la congestión del puerto”.
También en los puertos de Los Angeles y Long Beach se produjo una fuerte congestión portuaria, pero no tenía que ver con el tránsito de camiones, pues dispusieron de cifras de miles de millones de dólares para construir un corredor de 22 kilómetros con trincheras para ferrocarriles y camiones, a diferente nivel del tránsito de la ciudad.
Aquí los inconvenientes originados en el puerto fueron de índole laboral y también tuvieron graves efectos negativos sobre la economía de una importante región de los Estados Unidos.
En mayo del 2014 comenzaron las discusiones para renovar el contrato de trabajo que en Estados Unidos se hace cada seis años, para evitar las graves consecuencias que tuvieron las huelgas de 10 días en el 2002 sobre le economía del país. Todo parecía que se podría acordar un nuevo contrato por seis años, pero las relaciones se complicaron cada vez más y finalmente todos los puertos de la Costa Oeste tuvieron serios problemas hasta que finalmente se 20 de mayo de este año se firmó el nuevo contrato. En este caso se formó también una enorme congestión de terminales. En el informe norteamericano se pueden constatar las gestiones que se hicieron entre los participantes en la cadena, para encontrar más eficiencia en todo el circuito logístico.
FUENTE: CRONISTA