Luján Scarpinelli
Aún en un momento de preocupación respecto de la ralentización de su economía, China continúa extendiendo el avance de su moneda a nivel internacional. Impulsada por una fuerte política de difusión, la utilización del renminbi es cada vez mayor en el comercio y las operaciones crecen incluso desde la Argentina.
La banca local se mueve a tono con esta tendencia ascendente de la principal divisa asiática, y ofrece servicios para hacer transacciones y de respaldo financiero a empresas que comercian con ese país.
“Es un sistema aprovechado especialmente por importadores argentinos, que encuentran ventajas, porque cuando la contraparte china exporta y el precio convenido es en dólares, le suma un pequeño cargo, del 1 o 2%, que en cifras grandes resulta significativo. Se trata de un costo adicional incluido en el precio como seguro de cambio”, explica Ernesto Fernández Taboada, director ejecutivo de la Cámara de Comercio Argentino-China. “A diferencia de lo que pasa acá -agrega- en general, las empresas chinas prefieren su moneda; es bueno pagar en yuanes (o renminbi) porque puede ocurrir que la empresa china haga algún descuento”.
Según sus cálculos, alrededor del 20% de las compras a la segunda potencia mundial se pagan en su moneda. En montos, estima, representan entre 1500 y 2000 millones de dólares.
En los últimos tiempos, las trabas oficiales a la importación han afectado el intercambio. Aun en esta situación, la balanza comercial entre ambos países resultó negativa para la Argentina en unos US$ 4000 millones en 2014. “Seguramente -agrega Fernández Taboada-, si se levantan las restricciones, va a haber un aliento a las operaciones en moneda china”.
Este año, los bancos centrales de la Argentina y China acordaron establecer mecanismos de compensación de operaciones, a partir del cual se designó a un banco en el país como compensador de yuanes. Aunque existen acuerdos similares con Brasil y Uruguay, cuyas operaciones han sido marginales, describen hombres del mercado, el caso de China encierra un mayor potencial de convertirse en una verdadera alternativa, por su peso en la economía global: China es el principal importador y exportador en el mundo, y por tanto, sus pasos marcan el rumbo.
El elegido como clearing bank local fue el ICBC, de capitales chinos, aunque todo se mantiene en stand by. Aún falta que el Banco Central argentino reglamente la intermediación por la cual el ICBC abastecerá de yuanes a las demás entidades, pero los tiempos electorales y las complicaciones propias de la autoridad monetaria alargaron el proceso. En el intercambio, el acuerdo permitirá que los exportadores locales cobren en pesos por medio del banco compensador lo que se les deposite del otro lado del mundo en yuanes, y, a la inversa, lo mismo pasará con los pesos que depositen los importadores. Los comerciantes podrán tener una cuenta en yuanes en la Argentina, al tiempo que se facilitarán las condiciones financieras para inversiones. “Esto va a fomentar el uso del renminbi a nivel local; pone a disposición nuevos productos financieros en una moneda nueva”, dice Juan Pablo Scasserra, gerente de Comercio Exterior del HSBC.
Hacia el podio
Según pudo saber LA NACION, los bancos se están preparando en el país, mientras el renminbi escala en el ranking de monedas globales. Desde la vigésima posición avanzó en unos pocos años hasta la séptima, y los analistas pronostican que no pasará mucho tiempo hasta que recorte la distancia que lo separa del tercer escaño, ocupado por la libra.
En el Santander Río, por caso, ya diseñan productos para seguir el camino que ya comenzó y que se impondrá en un futuro cercano en el mercado.
El HSBC fue pionero en la realización de operaciones de este tipo en 2011. El tipo de firmas que recurren a este mecanismo, describe Scasserra, es heterogéneo. En el primer año, recuerda, se registraron más de 700 operaciones, por un total de US$ 30 millones (unos 190 millones de Renminbi). Después, el comercio tuvo distintos frenos relacionados con la política local, pero la modalidad retomó el crecimiento en la entidad: “Este año hubo un aumento de 30% en montos y operaciones. Ya superamos la marca de 2014, con US$ 27 millones (167 millones de renminbi)”, especifica el especialista del HSBC.
Además del ahorro relacionado con las operaciones de cambio, Scasserra coincide en otro beneficio, de tipo cultural, destacado por Fernández Taboada: “En la relación comercial, los proveedores ven con buenos ojos que sus clientes se acerquen a la cultura y se siente más cómodos con esa moneda. Aunque depende del caso, el ahorro total puede llegar al 5 por ciento”.
El desafío de aquí en adelante será normalizar el funcionamiento del comercio exterior. Señala Ruben García, secretario de la Cámara de Importadores (CIRA), que la herramienta no fue útil en los últimos tiempos para acortar procesos. “Los que hicieron DJAI (declaraciones juradas anticipadas de importación) en yuanes, sufrieron lo mismo que los demás: salieron de forma errática”, comenta. Si bien se trata de algo incipiente y en un marco complejo de déficit comercial que probablemente lo deje en segundo plano, la expectativa es que la operación con renminbi se vuelva regla, también para los exportadores.
¿Qué moneda conviene usar? Pese a la devaluación de agosto, los expertos destacan la estabilidad de la divisa china. Aunque en un contexto de fortalecimiento del dólar y un escenario no exento de volatilidad, el consejo es pedir cotizaciones en ambas monedas y volver a repasar las cuentas en cada caso
FUENTE: LA NACIÓN