Carlos Burgueño
Shunko Rojas pasará a ser desde hoy uno de los funcionarios más importantes del Gobierno de Mauricio Macri. El hasta ahora titular de la Comisión Nacional de Comercio Exterior será el subsecretario de Comercio Exterior y el responsable de articular la política de apertura gradual de las importaciones, cuidando proteger a los “sectores industriales sensibles”, según la orden que recibió desde lo más alto del Gobierno. Rojas, un joven especialista el comercio exterior con un curriculum en el exterior que impresiona, será la firma que autorizará la aplicación de las Licencias No Automáticas avaladas por la Organización Mundial de Comercio (OMC) para regular el ingreso de productos finales con las que el Gobierno quiere trabar importaciones que afecten la supervivencia de la producción local. Tal como adelantó ayer este diario, la nueva estrategia oficial es acelerar la instrumentación de barreras a las importaciones, pero diferenciadas de los mecanismos que se aplicaban hasta diciembre el año pasado.
Rojas reemplazará a Leila Nazer, que se mudará al directorio del BICE. Cerca de la ahora exsecretaria de Comercio Exterior, aclaraban ayer que el cambio se debe a motivos estrictamente personales y familiares, y que continuará trabajando en temas similares a los que venía armando. Puntualmente, diseños de créditos para pyme con potencial exportador. El movimiento es, hasta hoy, el cambio más profundo desde que Mauricio Macri llegó a la Casa Rosada y que busca atender a uno de los frentes de conflicto más fuertes que el Ejecutivo tiene con los privados.
Su reemplazo es un Harvard boy. Abogado de la Universidad de Buenos Aires, tiene un doctorado en leyes en la universidad norteamericana, un master sobre Política Global en la London School of Economics and Political Science y es uno de los jóvenes profesionales que eligieron volver a la Argentina para colaborar en el Gobierno de Mauricio Macri. Es amigo personal del secretario de Comercio, Miguel Braun, y se autodefine en las redes sociales como un “obsesionado por el desarrollo” y un “apasionado por la Argentina”. Trabajó antes de volver a Buenos Aires en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington, en programas para “Desarrollo de la Región”. Antes se había especializado, también para el BID, en la “estructuración de operaciones de promoción comercial y atracción de inversiones”. Colaboró también en la embajada argentina en los Estados Unidos durante la gestión de Alfredo Chiaradía, también en la promoción de inversiones en el país. Trabajó además para el Gobierno brasileño en el Banco Nacional de Desarrollo Económico Social (BNDES) y para el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio de ese país. Fue además consultor directo de la Unión Industrial Argentina (UIA), en la elaboración de la política comercial argentina.
De todo su curriculum, será en este último punto donde más tendrá que trabajar. A horas de asumir Rojas organizará una maratón de reuniones con los sectores industriales considerados más sensibles, en conjunto con el subsecretario de Comercio Interior Javier Tizado; otro hombre cercano a la UIA (además de otro Harvard Boy especializado en leyes). El slogan cruzado de las reuniones será “promover la creación de empleo” y proteger a los sectores sensibles”. Más específicamente, que el debate por la apertura de las importaciones y los efectos en la suba del desempleo y la caída de la actividad sean historia.
Rojas será el encargado de sepultar las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI); y comenzar a agilizar y modernizar la aplicación de licencias y trabas permitidas por el organismo internacional que regula el comercio exterior. El nuevo subsecretario sabe por su paso en Estados Unidos de la mala imagen que dejó la aplicación de las DJAI en los tiempos de Guillermo Moreno, pero también conoce las trabas a las exportaciones argentinas que aplica ese país a través de medidas paraarancelarias.
La tesis oficial habla de la inexistencia de una “invasión de importaciones”, pero sí ciertos problemas de ingresos de productos de producción extranjera durante los primeros meses del año, por la decisión tomada por el Ministerio de la Producción de Francisco Cabrera de actualizar los pedidos de las empresas luego de la salida del cepo. Aseguran sin embargo que desde hace 60 días la situación se normalizó y que las autorizaciones son mucho menores, y concentradas en el ingreso de insumos y bienes intermedios y de capital destinados a la producción local. Sólo en rubros puntuales como automóviles (donde había un reclamo ante la demanda acumulada en los últimos años) y alimentos (por el ensayo de dejar ingresar bienes de este rubro para contener el alza de precios del sector); en el resto de los casos sólo hubo, se defienden en el Gobierno, leves aperturas para satisfacer mercados de alto valor agregado.
Lo que la nueva subsecretaría deberá instrumenta son las barreras no arancelarias autorizadas por la OMC y que, en consecuencia, no ameritan sanciones. Las utilizan la mayoría de los países, incluyendo los centrales, en especial para proteger su producción primaria donde los estados en desarrollo son más competitivos. En general se aplican con “cuotas” de ingresos, instrumento sobre el que trabajaría el Gobierno. Se habla de más de 19.000 posiciones arancelarias (productos a importar) sobre los que se aplicarán las licencias automáticas y unas 2.000 más para sectores denominados “sensibles”. Todo dentro de una actualización y aceleración del Sistema Integrado de Monitoreo de Importaciones (SIMI) para que los importadores tengan previsibilidad sobre la celeridad, o no, de las autorizaciones para importar.
SOURCE: SCOPE |