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October 20, 2015

FAR FROM DREAMED BENEFITS

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El intercambio entre China y América latina creció en los últimos años, pero es deficitario para la región y sin perspectivas de cambio en los próximos años.

“La meta de China para 2024 es llegar a un comercio cercano a los US$ 500.000 millones con América latina. Es un intercambio desigual: más del 90% de las exportaciones regionales son materias primas, mientras menos del 10% de lo que ingresa desde China son commodities, el resto son productos industriales de baja, media y alta tecnología”, explicó Alonso Ferrando, director de Proyectos del Instituto de Estrategia Internacional de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), y director del Observatorio China de la entidad.

Los países en los que se destacan los envíos de manufacturas a China son México -vehículos- y Costa Rica -circuitos integrados, entre otros productos industriales-, pero el resto concentra sus exportaciones en petróleo, porotos de soja y minerales. Las ventas de Brasil, Venezuela y Chile representan el 70% del total comercializado por la región.

En el caso de la Argentina 80% de los envíos son porotos y aceite de soja, y en menor cantidad exporta tabaco, carne bovina congelada, maní y aceite de maní, pescado congelado, mariscos, cueros y pieles; a la vez importa motocicletas, celulares y productos de telefonía, locomotoras y material para vías férreas, acondicionadores, compresores, entre otras máquinas y equipos. “El déficit aumentó en los últimos años, y es preocupante”, señaló Ferrando. En 2014 fue de US$ 6300 millones y en los primeros 8 meses de 2015 llegó a US$3400 millones.

Es posible incorporar valor agregado y diversificar las exportaciones, agregó Ferrando, “pero el desafío es alcanzar los volúmenes requeridos, y ese sentido la demanda de ciudades pequeñas o medianas es más fácil de cubrir. Hay una clase media creciente a la que se puede ofrecer carnes y pescados congelados, además de alimentos elaborados. Una posibilidad es trabajar con Brasil y otros países del Mercosur en la exportación conjunta de productos, así se lograrían las cantidades necesarias para abastecer un país con la población, diversidad y extensión de China”.

Inversiones y préstamos

Las inversiones chinas en 2012, según datos de un informe de la CERA, indican que el 74% del total se dirige a Asia, y en importancia siguen Europa (8%), y América del Norte (5,6%). América latina y el Caribe reciben 7%, pero “la mitad de ese dinero llega a las islas Caimán y las Vírgenes y de allí regresa a China”, señala el estudio. En la región los principales destinatarios son Venezuela, Perú, Brasil y la Argentina. “Las inversiones chinas son significativas para América latina, pero los grandes inversores son Estados Unidos y la Unión Europea. A la vez, existe una fuerte asimetría entre el intercambio comercial, que en 2013 fue de unos US$ 275.000 millones y la inversión directa, de unos US$ 10.000 millones, que en su mayoría proviene de empresas estatales chinas”, indicó Ferrando. Los sectores elegidos son petróleo y gas, minería y metales, servicios y energía, alimentos, comunicaciones, entre otros. El objetivo de las inversiones en la región, sostuvo Ferrando, es incrementar las exportaciones de commodities a China. “En la Argentina destinaron recursos en especial a infraestructura y al agro, por caso con compras de empresa de biotecnología, también crece la presencia en el sector pesquero”, agregó.

En cuanto a créditos, China otorgó prestamos a la región entre 2010 y 2014 por US$93.700 millones para infraestructura, transporte y minería; los principales destinos fueron Venezuela -recibió la mitad-, Brasil, Ecuador y la Argentina, según datos de la CERA.

La relación con la región es pragmática, incluye diversas estrategias y se basa en tres ejes: el comercio, la inversión y la cooperación financiera, explicó Ferrando: “Sólo firmaron tratados de libre comercio Chile, Perú y Costa Rica. Sin embargo, el comercio aumentó con todos los países. Por su parte, América latina no tiene una posición común para negociar con China; los acuerdos bilaterales son desparejos ya que China tiene mayor peso para imponer sus condiciones a cada país por separado. La región debería plantear una estrategia conjunta; podría hacerlo el Mercosur para negociar como bloque frente a China, pero no lo hace”.

La economía china se desacelera, y la política enfocada en las exportaciones deja paso a un modelo en el que se incentiva el consumo interno, promueve la productividad, innovación y desarrollo sustentable; en este esquema, los servicios tienen mayor protagonismo. Para Ferrando, “el menor crecimiento pronosticado para el gigante asiático llevará a profundizar la primarización de las exportaciones de la región”.

FUENTE: COMERCIO EXTERIOR