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July 12, 2016

FOREIGN TRADE TRAVELS A SLOW PATH TO STANDARDIZATION

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Emiliano Galli

El primer semestre que el comercio exterior vivió bajo la administración Macri reflejó muchos cambios estructurales internos que, sin embargo, no alcanzaron a hacerle frente a los factores exógenos que son determinantes en el comportamiento de las exportaciones y las importaciones.

Así, las decisiones orientadas a desmantelar el control a los embarques de productos argentinos desagotó un stock que permanecía estancado, y generó dólares fuera de estación con la venta de granos que permanecían en silos.

Por otra parte, la eliminación de las declaraciones juradas anticipadas de importación (DJAI) como cepo arbitrario y universal, y su reemplazo por una herramienta mundialmente admitida como las licencias también fue una medida más que simbólica, con un correlato real manifestado en el crecimiento de las importaciones.

Hay factores internos a los que el Gobierno pudo echar mano como el tipo de cambio, el levantamiento del cepo y una incipiente mayor flexibilidad administrativa. Pero nada puede hacer con la crisis del principal mercado industrial argentino (Brasil) o el repliegue de quien más demanda nuestra oferta agroindustrial (China) o uno de esos desconciertos globales recurrentes que patea el tablero cada tanto (en esta ocasión, el Brexit).

Los especialistas consultados por La Nacion acuerdan que “normalización” es una de las palabras claves en la transición hacia el segundo semestre que acaba de empezar. Las perspectivas son más buenas que alentadoras, y las expectativas se centran más en 2017 que en lo que queda de este año.

Mientras las exportaciones están atadas a incertidumbres externas, las importaciones reflejarán el nivel de actividad económica local.

“Dejamos atrás restricciones que había sobre el comercio exterior argentino. No sólo de importaciones, sino también en exportaciones, que era una forma de tirarse tiros en el pie. En exportaciones vemos una normalización desde el punto de vista de los volúmenes; no tanto en valores por un problema de caída de precios y de problemas en los mercados de destino”, señaló Marcela Cristini, economista senior de FIEL.

Según Cristini, muchas economías regionales están todavía exportando poco porque el tipo de cambio no alcanza, porque se están acomodando a los acuerdos paritarios y debido a que los costos logísticos siguen altos. En cambio, fue la agroindustria pampeana la que tuvo una recuperación más visible, “y mejorarán un poco más en este segundo semestre”.

“El problema -subraya- son las exportaciones industriales que dependen en gran parte de la demanda brasileña. Esto no está complicando mucho sobre todo en la industria automotriz cuyo principal cliente es Brasil. La recuperación acá se va a demorar porque Brasil no sale de su crisis”, amplió.

Estrategia acertada

Cristini destacó que si bien las exportaciones tradicionales (“con precios un poco mejores”) y las industriales están golpeadas por la crisis brasileña (“sin visos de recuperación aún para el año que viene”) la estrategia de largo plazo que lleva adelante el gobierno de Macri es positiva desde el punto de vista de la apertura de mercados y la búsqueda de inversiones.

“Contrariamente de lo que se piensa, las inversiones extranjeras no equivalen sólo a importaciones de bienes de capital: también representan exportaciones porque los que invierten son empresas globalizadas que suman la producción local a cadenas de valor globales”, indicó. Consultada sobre si se verá un impacto de esto el año que viene, Cristini respondió: “No, pero sí nos podemos preparar para un mayor optimismo en comercio exterior”.

Un dato ponderado por la economista de FIEL es que si bien las exportaciones argentinas cayeron en la primera mitad del año, lo hicieron “menos que los otros países exitosos de América latina (ver aparte).

¿Qué pasa con las importaciones? “Dependen del producto (bruto interno). No importamos para consumo, sino insumos para la industria que alimenta luego el consumo. Este año veremos un aumento en la importación de bienes de capital y, con el mejor ritmo de la economías crecerá la importación de bienes intermedios, pero todo se dará en un marco más bien suave, sin disrupciones importantes”, concluyó Cristini.

En tanto, el economista jefe de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), Matías Bolis Wilson, dijo: “Estamos viendo signos que de (la actividad económica) empieza a pegar la vuelta, desde un primer semestre ya vemos señales que la actividad empieza a recuperarse, con lo que seguro las importaciones van a repuntar”.

“Las exportaciones -continuó- dependerán de factores exógenos a la economía argentina, con Brasil a la cabeza y un nivel de incertidumbre que perdura en el plano internacional a partir del impacto del Brexit en la actividad mundial. No hay que olvidar que la Unión Europea es un socio importante de la Argentina”, amplió Bolis Wilson.

Menos locales vacíos

No obstante, los datos internos brindados por la CAC alientan buenas expectativas: en un releva miento de locales vacíos que realiza la institución, el tercer bimestre arrojó una merma del 15% respecto del bimestre anterior.

A su vez, Matías Carugati, economista jefe de la Consultora Management & Fit, ratificó el hecho de que las importaciones se irán recuperando en este segundo semestre de la mano de la recuperación de la actividad económico. “Pero será un aumento de volumen, por la caída de las barreras internas, pero con caída de precios”, dijo, tras agregar que en exportaciones “el empuje del campo fue fuerte hasta ahora, y están traccionando positivamente a partir del cambio de las reglas macroeconómicas y coyunturales”. Sin embargo, en materia de embarques industriales, deslizó que “no hay mucho más por aumentar” porque dependemos demasiado de Brasil “y la primera mitad del semestre fue bastante mala”. “Si Brasil empieza a recuperarse podemos ver algún empuje”, dijo, pero sin darle demasiado crédito a esta posibilidad.

Carugati advierte además que existe un “sobre stock” en los países que nos venden. “Brasil no está vendiendo en el mercado interno”, subraya y, consultado si es un motivo de preocupación, responde: “Sí lo es, porque es un fenómeno que se combina con el incentivo de la reducción de barreras internas”.

El economista dijo que si bien la protección por el tipo de cambio aumentó, quedó descompensada por la desprotección de la caída de barreras a las importaciones y el repute de la economía para fines de año: “Muchos competidores de las importaciones pueden tener un temor real”, proyectó.

Por el lado de la exportación, señaló que los precios internacionales a mediano y largo plazo “no van a aumentar” tal como informó la FAO en uno de sus últimas publicaciones.

“En el segundo semestre el comercio exterior debería recuperarse aunque sea levemente”, aseveró Marcelo Elizondo, director ejecutivo de la consultora DNI-Desarrollo de Negocios Internacionales.

El experto dijo que los embarques agropecuarios, retrasados por cuestiones climáticas, se atrasaron un poco. “Dos tercios del total exportado por la Argentina es de origen agropecuario, y este año es un rubro que mejora un poco: el primer semestre mostró un leve crecimiento y los precios no son malos. Da la sensación de que el comercio exterior no nos va a dar un escenario más negativo del que tuvimos en 2015”, amplió.

“En importaciones -siguió- si nos guiamos por razones de mercado es razonable que crezcan porque el nivel de actividad de este segundo semestre va a ser mejor y, cuando la Argentina tiene alta actividad económica importa más porque el 80% de nuestras compas son bienes utilizados para la producción como bienes de capital, insumos, piezas, partes o incluso energía.

Sostiene Elizondo que la Argentina tendrá niveles de importación que, en comparación con el PBI, no son altos. “Por supuesto que estas condiciones de mercado deben ser contrapesadas con la política regulatoria del gobierno de control del comercio exterior, con medidas que son legales como las licencias”, pronosticó Elizondo, para quien las exportaciones podrán crecer en el orden del 3 a 4 por ciento este año, y un poco más las importaciones.

La cuestión clave

Para Elizondo, Brasil es la palabra clave que cambia de sentido toda proyección que se haga sobre el comercio exterior argentino. “Brasil sigue muy mal, y el PBI este año volverá a caer entre 3 y 4 puntos. Da la sensación de que hay ciertos signos de frenos a la crisis, como por ejemplo, si uno mira el tipo de cambio, se da cuenta de que la salida de capitales se frenó e incluso hay algo de ingreso porque el real se fortaleció”, explicó.

Esto implica, además, que las muy malas condiciones de competitividad para exportar e a Brasil se atenuaron con este fortalecimiento del dólar, que está cotizando a 3,5 reales. “Probablemente a fines de año, o principios del que viene la economía brasileña se estabilice, pero no hay buenas noticias inmediatas, sólo una interrupción de las malas noticias”, distinguió Elizondo.

Sucede que Brasil es la única explicación por la que sólo crecen en la Argentina las exportaciones agropecuarias. Sin embargo, advierte que si bien Brasil tiene una enorme presencia en la canasta de oferta y demanda argentina, la participación de nuestro principal socio se ha visto disminuida: “Solíamos exportarle a Brasil el triple de lo que vendíamos a China, y hoy bajó al doble, y su participación en nuestra oferta total pasó del 22 al 15 por ciento”, concluyó Elizondo.

En opinión de Mauricio Claverí, coordinador de Comercio Exterior y Negociaciones Internacionales de Abeceb, el análisis de los principales drivers arroja un poco de preocupación sobre el segundo semestre.

“Tuvimos un primer semestre bastante bueno por el fin de las retenciones y la corrección cambiaria, que generó un fuerte estímulo para la venta de los stocks acumulados de granos y un cúmulo importante de exportaciones a destiempo, es decir, fuera de la estacionalidad, con embarques entre enero y marzo. Hubo buenos precios en el primer semestre, con un crecimiento muy leve de las exportaciones. Pero el resto cayó todo”, indicó Claverí.

Para lo que resta del año, el economista de Abeceb proyecta una situación de mayor normalidad, con precios relativamente similares a los del año pasado, y cantidades también muy parecidas. “Van a dejar de empujar tanto las cantidades en las exportaciones, de hecho, estamos esperando en junio una baja importante en las liquidaciones”, dijo, al tiempo que agregó que “es lógico que el resto de los sectores se comporte a la baja, de la mano de las manufacturas de origen industrial, que no se recuperarán hasta que no pegue la vuelta el ciclo económico brasileño”.

Por último, para Claverí las importaciones se comportarán levemente al revés de las exportaciones. “Tenés por un lado una economía relativamente estancada, con lo que limita el ingreso de importaciones, y mantenés una política comercial donde, más allá de las DJAI, hay ciertos controles sobre las importaciones. Pero el crecimiento de las compras está explicada por una fuerte caída de precios -algo inusual para las importaciones que suelen mantener precios estables- y que tiene que ver con un escenario internacional poco favorable y una sobreproducción que empuja a la baja a los commodities, que luego se traslada a los bienes intermedios”, sostuvo.

De esta manera, Claverí prevé un segundo semestre con un mayor empuje por el lado de las importaciones que las exportaciones. “Será un año muy neutral, con un déficit comercial en torno a los 1900 millones de dólares, muy parecido al del año pasado”, dijo, al tiempo que indicó que “hacia adelante permanece el problema estructural con exportaciones dependientes del agro, que no empujan mucho por cantidades, y una industria que sólo reaccionará con Brasil”.

Así las cosas, en comercio exterior, el bendito segundo semestre de 2016 se está transformando en el primer semestre de 2017.

SOURCE: THE NATION